Tocar un instrumento requiere un extraordinario nivel de destreza, control sensorial, precisión y resistencia. Como músico, pasas muchas horas haciendo movimientos repetitivos en posiciones estáticas. Esto puede sobrecargar zonas de tu cuerpo y aumentar el riesgo de lesiones si no estás preparado/a para ello. Tocando la flauta nos exponemos a factores de riesgo dependiendo de nuestra postura con y sin el instrumento, técnica, tiempo de estudio, abrupto aumento de horas de estudio, dificultad del repertorio, cambio de profesor, condición física, salud general, estrés... Durante mi carrera como fisioterapeuta y habiendo completado el superior de Flauta Travesera, me he encontrado con muchos músicos que desconocen ejercicios específicos para minimizar el riesgo de lesión y ayudar a evitar los desequilibrios musculares particulares de la práctica de cada instrumento. La mayoría ni siquiera hace ningún deporte o actividad física aparte de tocar, pero pasa horas y horas en una sala...
Seguimos con nuestro viaje a través de la técnica instrumental. Si en el último post hablamos sobre qué es la técnica instrumental y cuales son las mejores formas de organizar su entrenamiento, ahora le toca el turno a la RESPIRACIÓN. Como ya os comenté anteriormente, la técnica instrumental se divide en cuatro grandes bloques: RESPIRACIÓN SONIDO DIGITACIÓN ARTICULACIÓN Cada uno de estos bloques tiene asociada una musculatura que hay que entrenar y desarrollar gradualmente si queremos que nuestra técnica instrumental mejore de forma rápida y equilibrada. De nada nos servirá poder hacer escalas a velocidades de vértigo si nuestro sonido no es bueno (en el próximo post hablaremos de cuales son las cualidades de un buen sonido), igual que tampoco sirve haber desarrollado un gran sonido que no somos capaces de mantener cuando entra en juego la articulación. Por esto es de vital importancia que vayamos entrenando cada uno de los aspectos técnicos de manera...