Bueno, bueno, bueno, bueno. Ahora si que nos toca meternos en faena. El SONIDO. Si, con mayusculas. Esta locura que nadie sabe bien lo que es, ni para lo que sirve, y por supuesto, cómo se entrena.
Empecemos por el principio, o no, mejor por el final.
A lo mejor ya eres un o una crack de la flauta y has superado esta fase, pero aun así...
Como ya hemos dejado claro que soltar maravillas shakesperianas cada vez que abres la boca es bastante complicado, voy a intentar explicaros el por qué de este misterio, y a la vez, ayudaros a conseguir que dejéis de rezar todo lo que sabéis antes de soplar la primera nota.
Si la voz es el vehículo de cualquier cosa que se te pase por la cabeza, el sonido de tu flauta es, o debería ser, el vehiculo de las emociones que te pasan por el corazón. Ooooooh, que cosa tan bonita acabo de decir. Espera que ahora mismo lo arreglo. Si piensas que TU sonido es el vehículo de TUS emociones, a menos que estés improvisando, se me llena la boca al decierte: ¡NO!
Ser intérprete significa exactamente eso, que interpretas lo que otra persona ha escrito en un papel. Pregúntale a Leonardo di Caprio si cuando llora en una película es porque está triste o es porque le pagan a cinco cifras la lágrima. Pero te lo crees. Y al tío le dan un Oscar por ser capaz de llorar a moco tendido mientras está pensando en lo bueno que estaba el filete que se comió el día anterior. Ha llorado de mentira, y te lo has creido.
Pues bien, lo mismo pasa con los músicos. Que un compositor componga una sonata super triste en memoria de su gato muerto, no significa que tengas que liquidar a tu gato para ser capaz de interpretarla de una manera convincente. Podemos imaginar todas esas emociones de angustia y desolación por el felino difunto, rumiarlas, adaptarlas a nosotros mismos y a nuestra experiencia vital, e intentar transmitírselas al público en forma del sonido de una flauta. Ahí es na!
Pues si, ahí es na! Y es que si al principio soplar dentro de un palo con agujeros parece una cosa sencilla, conseguir que a alguien se le pongan los pelos de punta (de placer, no de puro terror) al escuchar es sonido que produces al hacerlo no es tarea fácil, y menos si es interpretando una música que ha compuesto otra persona.
Pero si te has propuesto conmover a medio mundo con el sonido de tu flauta, lo mejor es que empieces preguntándote si controlas las siguientes cualidades de tu sonido.
Nota: Si están puestas en este orden es por una sencilla razón. Cada nivel influye directamente en los siguiente, por lo que deberían ser entrenados y desarrollados en este orden.
Esto es básico. Por muy bonito y maravilloso que sea tu sonido, si solo se escucha desde la primera fila del teatro, tienes un problema. Los de la última fila también han pagado su entrada y, por lo tanto, tienen derecho a disfrutar de tu sonido sin tener que llevar estas pintas al concierto.
Existen muchos ejercicios que puedes hacer para entrenar la proyección de tu sonido. No quiero que este post se convierta en la historia interminable 2, asi que no me voy a liar a poner ejercicios, pero si que te diré que la proyección depende directamente de cuanto consigas hacer resonar tu sonido en las dos cajas de resonancia de que dispones: tu cuerpo y tu flauta.
Ejercicio para entrenar la resonancia corporal: cantar y tocar a la vez.
Este ejercicio coloca tu cuerpo automáticamente en la posición perfecta para lograr una buena resonancia.
Ejercicio para entrenar la resonancia instrumental: armónicos.
Se trata de intentar igualar lo máximo posible es sonido de armónico tocando una nota real. Se puede realizar intercalando un sonido armónico obtenido con una posición del registro grave con su sonido real correspondiente. El armónico siempre será más rico y, ya sabes lo que dicen: "para ser rico hay que parecerlo"
Mira que había dicho que no iba a poner ejercicios.
Una vez que tienes un sonido con la suficiente proyección como para que te escuchen en el Neverland tocando sin micrófono, es hora de que ese sonido te sirva igual para un roto que para un descosío (para algo tenían que servir los refranes de la abuela).
No vale que al tocar una nota larga parezca que vas en bici bajando unas escaleras. Si no eres capaz de mantener la estabilidad de tu sonido, es probable que la magia de tu interpretación se quede más bien en un truco barato. Por eso es muy importante entrenar la estabilidad. Esto es bastante sencillo, ya que se solo se trata de entrenar la salida del aire tras una inspiración. Con paciencia y prestando mucha atención a tus notas largas, conseguirás grandes resultados en muy poco tiempo.
Igual de importante resulta la flexibilidad. Estáis esperando que haga el chiste fácil, ¿verdad?. No os voy a engañar, me ha costado reprimirme. La flexibilidad es la capacidad de mantener la calidad del sonido en cualquier circunstancia, vengan las curvas que vengan. Algo así como la prueba esa de los astronautas de dar vueltas en un cacharrico de la feria del siglo XXX (ahí va otro chiste fácil), a ver a quien le aguanta más tiempo el desayuno en es estómago. En eso consisten los ejercicios de flexibilidad. Uno muy típico ir haciendo octavas ligadas mientras le vas dando caña al metrónomo. Como esa hay mil lindeces varías que os podría contar, pero me imagino que ya os hacéis una idea.
Pues si, todo en el mismo pack. ¿Por qué?. Porque estas cuatro cualidades dependen directamente de las dos anteriores. Trabajar matices sin dominar la estabilidad no tiene mucho sentido. La mona, aunque se vista de seda, mona se queda. Sin estabilidad, una nota larga, le pongas el matiz que le pongas, va a seguir sonando inestable y sin dirección clara. Igualmente, entrenar la afinación sin estar fuerte en flexibilidad o estabilidad te va a acarrear problemas como que el puntito del afinador no se quede quieto o que al tocar un intervalo la afinación se te dispare hacia arriba o hacia abajo. La historia entre la estabilidad y el vibrato te la puedes imaginar. Y así etc, etc, etc.
Espero haberte convencido de no empezar la casa por el tejado y, si como suele ser el caso ya lo has hecho, debes saber que nunca es tarde para realizar un entrenamiento de tu sonido como es debido. Descubrirás que la causa de muchos de los problemas que puedas haber notado se deben al entrenamiento desorganizado.
Y por último, la pregunta que, si has estudiado lejos del nido, seguro que te has hecho:
Como te habrás imaginado, las próximas publicaciones tratarán sobre la DIGITACIÓN y la ARTICULACIÓN. No es porque lo escriba yo, pero que no se te ocurra no leerlas.
Y ya sabes, si quieres algo, escribe.
Empecemos por el principio, o no, mejor por el final.
¿PARA QUÉ SIRVE EL SONIDO?
Básicamente para lo mismo que sirve tu voz. Para comunicarte. Y al igual que ocurre con la voz, la mayor parte del tiempo la utilizamos para comunicar pulmonías (en andaluz, cosas que al decirlas haces que suba el precio del pan). Pero de vez en cuando, Júpiter se alinea con Saturno y nos sale alguna cosa bella al mover los lábios. ¿Te suena esta sensación?A lo mejor ya eres un o una crack de la flauta y has superado esta fase, pero aun así...
Como ya hemos dejado claro que soltar maravillas shakesperianas cada vez que abres la boca es bastante complicado, voy a intentar explicaros el por qué de este misterio, y a la vez, ayudaros a conseguir que dejéis de rezar todo lo que sabéis antes de soplar la primera nota.
Si la voz es el vehículo de cualquier cosa que se te pase por la cabeza, el sonido de tu flauta es, o debería ser, el vehiculo de las emociones que te pasan por el corazón. Ooooooh, que cosa tan bonita acabo de decir. Espera que ahora mismo lo arreglo. Si piensas que TU sonido es el vehículo de TUS emociones, a menos que estés improvisando, se me llena la boca al decierte: ¡NO!
Ser intérprete significa exactamente eso, que interpretas lo que otra persona ha escrito en un papel. Pregúntale a Leonardo di Caprio si cuando llora en una película es porque está triste o es porque le pagan a cinco cifras la lágrima. Pero te lo crees. Y al tío le dan un Oscar por ser capaz de llorar a moco tendido mientras está pensando en lo bueno que estaba el filete que se comió el día anterior. Ha llorado de mentira, y te lo has creido.
Pues bien, lo mismo pasa con los músicos. Que un compositor componga una sonata super triste en memoria de su gato muerto, no significa que tengas que liquidar a tu gato para ser capaz de interpretarla de una manera convincente. Podemos imaginar todas esas emociones de angustia y desolación por el felino difunto, rumiarlas, adaptarlas a nosotros mismos y a nuestra experiencia vital, e intentar transmitírselas al público en forma del sonido de una flauta. Ahí es na!
CUALIDADES DEL SONIDO
Pues si, ahí es na! Y es que si al principio soplar dentro de un palo con agujeros parece una cosa sencilla, conseguir que a alguien se le pongan los pelos de punta (de placer, no de puro terror) al escuchar es sonido que produces al hacerlo no es tarea fácil, y menos si es interpretando una música que ha compuesto otra persona.
Pero si te has propuesto conmover a medio mundo con el sonido de tu flauta, lo mejor es que empieces preguntándote si controlas las siguientes cualidades de tu sonido.
Nota: Si están puestas en este orden es por una sencilla razón. Cada nivel influye directamente en los siguiente, por lo que deberían ser entrenados y desarrollados en este orden.
1. PROYECCIÓN
Esto es básico. Por muy bonito y maravilloso que sea tu sonido, si solo se escucha desde la primera fila del teatro, tienes un problema. Los de la última fila también han pagado su entrada y, por lo tanto, tienen derecho a disfrutar de tu sonido sin tener que llevar estas pintas al concierto.
Existen muchos ejercicios que puedes hacer para entrenar la proyección de tu sonido. No quiero que este post se convierta en la historia interminable 2, asi que no me voy a liar a poner ejercicios, pero si que te diré que la proyección depende directamente de cuanto consigas hacer resonar tu sonido en las dos cajas de resonancia de que dispones: tu cuerpo y tu flauta.
Ejercicio para entrenar la resonancia corporal: cantar y tocar a la vez.
Este ejercicio coloca tu cuerpo automáticamente en la posición perfecta para lograr una buena resonancia.
Ejercicio para entrenar la resonancia instrumental: armónicos.
Se trata de intentar igualar lo máximo posible es sonido de armónico tocando una nota real. Se puede realizar intercalando un sonido armónico obtenido con una posición del registro grave con su sonido real correspondiente. El armónico siempre será más rico y, ya sabes lo que dicen: "para ser rico hay que parecerlo"
Mira que había dicho que no iba a poner ejercicios.
2. ESTABILIDAD Y FLEXIBILIDAD
Una vez que tienes un sonido con la suficiente proyección como para que te escuchen en el Neverland tocando sin micrófono, es hora de que ese sonido te sirva igual para un roto que para un descosío (para algo tenían que servir los refranes de la abuela).
No vale que al tocar una nota larga parezca que vas en bici bajando unas escaleras. Si no eres capaz de mantener la estabilidad de tu sonido, es probable que la magia de tu interpretación se quede más bien en un truco barato. Por eso es muy importante entrenar la estabilidad. Esto es bastante sencillo, ya que se solo se trata de entrenar la salida del aire tras una inspiración. Con paciencia y prestando mucha atención a tus notas largas, conseguirás grandes resultados en muy poco tiempo.
Igual de importante resulta la flexibilidad. Estáis esperando que haga el chiste fácil, ¿verdad?. No os voy a engañar, me ha costado reprimirme. La flexibilidad es la capacidad de mantener la calidad del sonido en cualquier circunstancia, vengan las curvas que vengan. Algo así como la prueba esa de los astronautas de dar vueltas en un cacharrico de la feria del siglo XXX (ahí va otro chiste fácil), a ver a quien le aguanta más tiempo el desayuno en es estómago. En eso consisten los ejercicios de flexibilidad. Uno muy típico ir haciendo octavas ligadas mientras le vas dando caña al metrónomo. Como esa hay mil lindeces varías que os podría contar, pero me imagino que ya os hacéis una idea.
3. MATICES, VIBRATO, AFINACIÓN Y TIMBRE.
Pues si, todo en el mismo pack. ¿Por qué?. Porque estas cuatro cualidades dependen directamente de las dos anteriores. Trabajar matices sin dominar la estabilidad no tiene mucho sentido. La mona, aunque se vista de seda, mona se queda. Sin estabilidad, una nota larga, le pongas el matiz que le pongas, va a seguir sonando inestable y sin dirección clara. Igualmente, entrenar la afinación sin estar fuerte en flexibilidad o estabilidad te va a acarrear problemas como que el puntito del afinador no se quede quieto o que al tocar un intervalo la afinación se te dispare hacia arriba o hacia abajo. La historia entre la estabilidad y el vibrato te la puedes imaginar. Y así etc, etc, etc.
Espero haberte convencido de no empezar la casa por el tejado y, si como suele ser el caso ya lo has hecho, debes saber que nunca es tarde para realizar un entrenamiento de tu sonido como es debido. Descubrirás que la causa de muchos de los problemas que puedas haber notado se deben al entrenamiento desorganizado.
Y por último, la pregunta que, si has estudiado lejos del nido, seguro que te has hecho:
¿LIMPIO O SUCIO?
Si
tienes que preguntar esto es que el tema de la higiene no va mucho
contigo. La respuesta siempre va a ser limpio, o por lo memos siempre
que se pueda. Y es que cuando el concierto aprieta...
Como te habrás imaginado, las próximas publicaciones tratarán sobre la DIGITACIÓN y la ARTICULACIÓN. No es porque lo escriba yo, pero que no se te ocurra no leerlas.
Y ya sabes, si quieres algo, escribe.
Comentarios
Publicar un comentario
Y tú, ¿que piensas?