Para
los músicos, nuestro oído es fundamental. Cuando tocamos en grupo, estar
afinado y ser capaz de escuchar a los demás componentes del grupo, es muy
importante. Así como, cuando tocamos solos, poder escucharnos bien para
corregir errores y continuar evolucionando en nuestra práctica instrumental, es
crucial. Es por esto, por lo que debemos de prestar atención a nuestros oídos y
protegerlos ante niveles de sonido elevados.
En el estudio realizado en el
instituto de Salud Ocupacional del Hospital
Universitario Tampere de
Finlandia, se afirma que los músicos trabajan a un nivel de ruido superior al
recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante unas 5-6
horas diarias. El límite estipulado por la OMS es de 85 dB.
Aquí os dejo una tabla con el nivel
de sonido que producen algunos instrumentos de orquesta:
Instrumento
|
dBA
|
Violín
|
84-103
|
Chelo
|
84-92
|
Contrabajo
|
75-83
|
Piccolo
|
95-112
|
Flauta
|
85-111
|
Clarinete
|
92-103
|
Trompa
|
90-106
|
Oboe
|
80-94
|
Trombón
|
85-114
|
Xilófono
|
90-92
|
Data de Folprechtova y
Miksovska
Como veis, la mayoría de los
instrumentos de la tabla emiten un nivel de sonido entre el límite y superior
al recomendado. En el artículo mencionado anteriormente, se afirma que los músicos
que poseen una afección auditiva son 3 veces más propensos a padecer estrés
durante el estudio que los que no la padecen.
La exposición al ruido tiene un
efecto acumulativo. La solución que los expertos proponen para este problema es
la utilización de protectores auditivos. A pesar de que pueden resultar
incómodos de llevar en un ensayo o un concierto, es imprescindible utilizarlos
lo máximo posible en nuestras horas de estudio diario. Ser conscientes del
riesgo al que estamos expuestos y prevenir la pérdida auditiva o progresión
degenerativa de la misma, en caso de que ya esté presente, es esencial para
disfrutar de una larga y feliz carrera profesional.
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